Judas

No hay paz para los malvados
Isaías 48:22

El salmo que envenena la inocencia,
que esparce la ponzoña del pecado,
que arranca las entrañas del malvado
que arroja la moneda y su conciencia.

Metal contra la losa, la presencia
del mundo y su latido entre el sagrado
mandato de las leyes y el ajado
sudario del tormento y la sentencia.

La carne del cadáver se desprende;
su infecta podredumbre ya se extiende
y brilla mortecina por la tarde.

El Campo de la Sangre, las monedas
de plata que dibujan las veredas
que Judas configura con su alarde.

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Ahh muy bíblico tu soneto con mucha garra y fuerza, para describir la traición de las treinta moneda de plata, poeta!!! Saludos

Pd. Ahora que lo he leído me recuerda que escribí un poema en verso libre, todavía no lo he publicado sobre la traición de Judas pero desde un punto de vista de autocrítica del actuar del ser humano. Quizás un día me anime, aunque no quedamos muy puros como raza humana!!

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Gracias por tus palabras. Te animo a que publiques el poema. Seguro que debe ser una maravilla.