Jaguar apasionado.
(Lírico)
Así subió al árbol el jaguar,
con la presa en los colmillos,
cree que es dueño del lugar
y le cantan sonoros pajarillos.
Marca territorio, viento en estribillo.
Brilla su retina de oro amarillo.
Él es muy seguro, su rugir es un martillo
pero le faltan las alas del frágil gorrioncillo.
Fiera aferrada al árbol milenario,
él ha sido el refugio de su fauce sanguinario.
En la selva del instinto, no hay justicia,
belleza verdadera, en admiración ficticia.
Fiera vengadora,
uñas predadoras,
huellas delatoras.
¡Cual espina, te atoras!
En la selva virgen
te camuflas aborigen,
en las noches vuelves a tu origen
y cientos de testigos fingen.
¡Despiertas temor, y afliges!
Jaguar valiente,
predador osado.
También tu sangre es caliente,
gula mortal de estar enamorado
Mirarte frente a frente
es fatídico accidente.
Trémulo latido viviente
qué espera el filo de tu diente.
Le temo al fuego de tu de aliento,
pero por poseer tu piel, entraría al infierno.
Tú te alejas, y el frío cala lento,
necesito tu abrigo para invierno.
Llevo la fragilidad de un ciervo,
la astucia de un antiguo cuervo.
Tú elige, cielo o suelo,
corre o vuela, dame alcance,
tu zarpazo es un enlace
de mi sangre con tu sangre.
Violencia que trae paz y consuelo
Jorge Martínez C.
Autor.
La voz de Lanr Solo.