Bien duro me resulta ir por la vida
con bastante hambre y falto de razón,
esperando que un golpe de atención
me consuele en curar cualquier herida.
Que si encontrara un sueño que lo impida
hoy predispuesto a darme un achuchón,
ojalá me secuestre un corazón
y la bendición fuera compartida.
Pues muy fácil se pierde la conciencia,
de una vida pasable y transitoria,
hasta que las venturas aparecen,
exigiendo una prueba de paciencia,
y también una breve moratoria
por ver qué luz mis cábalas ofrecen.