Ya regresa la nieve oscura,
la de escarcha negra y rosas muertas.
Los niños del olvido lloran en amargura,
copos siniestros cubren las puertas.
Que suerte de primavera vieja,
esa que en lluvias de sangre te revela,
la verdad argéntea del ojo que maneja.
Dientes escarlatas, furia que congela.
Amargo y difuso resplandor,
evanescente y olvidadizo por tentación.
Traiciona al soñoliento sin valor,
guardián iluso sin la adecuada visión.
Alimañas de crueldades lastimeras,
viven y bailan sin temor,
creen del páramo ser las primeras.
Tontas bestias! pronto sentirán el dolor.