Somos instantes,
decisiones que giran el destino.
Un mínimo cambio,
y el futuro toma otro rumbo.
Déjà vus y presentimientos
se cruzan en el pensamiento;
una advertencia silenciosa
que dice
“No lo hagas”.
El tiempo, implacable,
nos arrastra, nos separa.
Pero solo recordemos,
para avanzar, algo debe quedar atrás.
Todo lo que pueda ocurrir, ocurrirá,
y en ello confiamos.
Porque el amor,
esa fuerza que no entendemos,
es la única que trasciende
en el tiempo y el espacio.
Y quizá, solo quizá,
sea lo único que nunca nos abandona.