Hoy quiero desbravar
la maleza que me cubre
calentar el hielo frío
que me envuelve
desbrozar el alma
que me atrapa.
Quiero ser juglar
de historias olvidadas
y trazar el sendero
que conduce al desafío
de alcanzar el desierto
que acaricia la muerte.
Quiero ser poeta
quedarme sin palabras
entre tus brazos
y perdido en el estío
ser ladrón del perfume
candoroso de tus labios.
Quiero planear tu mundo
escalar tus montañas
perderme sin querer
como el niño que fui
en valles abiertos
a mi imaginación.
Quiero reflejarme
en tus verdes cuencas
acariciar tu pelo rubí
y respirar el dulce vaho
que emana de tu boca
al declamar tus poemas.
Quiero ser llorando
el orate que te piensa
el hombre que te ansía
el varón que te reclama
el finado que te espera
el espíritu que te anhela.
Quiero soñar un sueño gris
despertar a un mundo azul
donde se junten cielo y mar
ocre de playa y desierto
para que la pasión velada
nos despose para siempre.
La poesía busca su entorno y se adentra (emisor) para luego dar lo mejor de sí, encontrando inspiración: íntimo, amoroso y en los femenino del alma de mujer.
Permíteme Pedro que alave tu modestia en el título de este poema.
Para escribir un poema así, se necesita del corazón de un poeta, y sabes de sobra que lo tienes.
Bonito mensaje nos das en este poema.
En la vida lo importante es querer, y luchar hasta conseguirlo, aunque te quedes en el intento.
Un bello poema de verdad.
Un saludo Pedro.
La poesía se mueve a su antojo, por donde ella quiere, a pesar de que los poetas intenten domesticarla. Siento que en realidad, es algo completamente salvaje y sin duda es ahí, donde radica su belleza. Un saludo amigo, gracias por pasar.
Gracias pero yo soy de la opinión de que no somos los poetas los que hacemos la poesía, es ella la que nos convierte en poetas, muy a nuestro pesar. Muchas gracias por tan agradable comentario, lo aprecio mucho. Un saludo.
Juglar, poeta, planeador del verso, alpinista del amor.
Tu poema me gusta mucho. Todo pero elijo esta estrofa que me recuerda a M. Hernández: Quiero ser llorando el hortelano…
En estas tus letras descubro al sujeto lírico desentrañando sus deseos con una pasión desbordante.
Cada nueva estrofa es un anhelo hilvanado con delicadas hebras poéticas, y esa anáfora del “quiero” le imprime una urgencia vehemente.
Me fascina pensar en un despertar a un mundo azul, y dejar atrás este triste y lamentable lienzo claroscuro, teñido de escarlata en el que vivimos hoy.