Es el sentir grácil e hiriente
que mira entre la distancia y la locura,
que entre tanto y tanto se quiere
aún cuando los amores de lejos no duran.
Es la tristeza ansiosa,
el día con sus tonos pálidos,
la noche más oscura y siniestra,
que se abraza a mí cuando te llamo.
Es el laberinto donde me pierdo
por poner mis sentidos a merced de mi corazón,
mi inconsciente te sueña cada noche,
despierto y me digo: " Ya somos dos".
Es el frío de la espera,
murmullos de mi aflicción,
dime por lo que más tú quieras
que tú sientes igual que yo.