Debe ser otoño en cualquier parte
primavera en algún planeta,
un verano de tormenta al final del horizonte,
y es invierno, aquí en nuestro salón.
Se han instalado los restos,
estercolero de sueños
del naufragio del dolor
de las estrellas fugaces
que no han cumplido deseos
y caen al fondo de cualquier mar, sin calma.
Que una niebla opaca y bondadosa
tape todas las mentiras de tus viajes.
Elijo ser víctima de cada fraude
que en forma de palabras miedosas
atraviesan los jirones de mi carne.
No busques la dignidad de quien cobarde
expía su delito ante un espejo
auto misericordia culpable
eludiendo la deslealtad redundante.
Prefiero una perorata discordante
que transforme tu lengua en un trapo,
que te ponga el nervio en el ánimo,
y que al final haga falta algún sedante.
Sonreiré de medio lado,
y no te miraré a los ojos
pidiéndote que me mientas,
me parece una nimia cortesía.