Somos semilla fértil
que los dioses esparcen
y aunque hemos nacido
sin arrugas en la frente,
la vida nos va poniendo serios.
Dejamos de saltar en la cuerda
como niños cuando recordamos
que tenemos que pagar las cuentas.
Somos cual vino añejo
y brotamos de las uvas
cuando vamos acumulando
horas en el vacío.
Nos abandonamos
y retrocedemos los relojes,
como sustancia inevitable
o musgo subterráneo.
Hemos crecido fuertes
gravitando en la vida
encadenando el silencio
con cítaras de nieve.
Y un día cualquiera,
de esos de lluvia y viento,
nos limpiamos los ojos
en el río del tiempo
y el peso de los años
nos empuja…a otro nido.
Inevitable amiga Tus versos nos llevan a transitar por tantos caminos. Cuántas semillas esparcidas aún sin germinar. Cuántas semillas gerninadas y contaminadas.Los ancianos de la cuadra se limpian los ojos la fuerza hundidos en el río del tiempo y sin embargo aún aguardan inocentemente que alguien se lo devuelva. El peso de los años nos empuja cómo un aullido interminable. hermosos versos Lucia. Hermosos.
La poesía permite sincerarnos y autoconocernos…ir reflexionando acerca de los distintos compases que acompañan cada etapa de nuestras vidas transitorias…Muy intenso y filosófico poema, Lucía!Vaya un abrazo!!