Todo está igual, seguramente
como si fuera tiempo todavía.
Está igual el adiós envejecido
como si todo fuera exacto
bajo el color perfecto de la rosa.
Las palabras haciendo fila en el silencio
y la alondra tocando notas indecibles.
Ese día, de cualquier año inesperado
con su ayer convertido en mañana
se despidió en la estación, al medio día.
Todo está igual, nada ha cambiado;
la humedad en esas calles viejas
la banca en la mitad del parque
y un hilo delgado sosteniendo la vida.
El olor del café siempre es el mismo
siempre la misma luna en las pupilas
el olvido cayendo de a poco en el estanque
y un adiós que se queja en las entrañas.
¡Como si fuera tiempo todavía!