Me calo hondo el traspiés,
con que me ancle a tu risa.
Me estremeció:
la nostalgia,
de esta tenue velada.
Me despido de este profundo mar de dudas
y me permito mutar de estación.
La escarcha se derritió,
pero aún me cuesta ver;
la superficie de la primavera
y el florecer de tus ojos verdes.
Ojalá me permitas
sonreír a un futuro conmigo.
Y no astilles la idea del nosotros;
por el fugaz vacío del joven valor
que es prematuro.
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Precioso, Eve!
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Muchas gracias, Maria Prieto. Un saludo.
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Muy bello y delicado, poeta!!!