Y bailando los amantes
se confesaban sus penas.
Secretos al son de un vals;
pecados, roces y velas.
Que noche de maravilla
para enamorarse a ciegas.
Él solo podía mirarla,
ella era todo un poema.
Y no en vano los celaban;
la pareja más perfecta!
Bajo luces levantando,
una pasión sin problemas.
Que al ritmo de susurros
y las copas siempre llenas.
Nacería del dulce engaño,
sellando así su dilema.