La luz me ciega.
Entre el sol y la sombra
se dibuja la iglesia.
El templo altivo,
blanco y resplandeciente
con sus puertas abiertas.
La luz me ciega.
Entre el sol y la sombra
se dibuja la iglesia.
El templo altivo,
blanco y resplandeciente
con sus puertas abiertas.
Alfonso, muchas gracias por tu efusivo comentario.
Un abrazo,
Pacodecáceres
¡Bravo! Aunque a ratos (quizá demasiados) estén físicamente cerradas, las verdaderas puertas de la Iglesia siempre están abiertas… al cielo. Hermoso poema.
Gracias, por tu lectura y comentario. Me alegro que te guste.
Un abrazo.
Gracias, encantado con que te agrade.
Un abrazo.
Muy hermoso. Saludos cordiales.
Gracias por tu lectura.
Cordiales saludos.
Interesante poema, muy bueno. Abrazos
Muchas gracias, valoro tu lectura y comentario.
Saludos.
Sencillamente hermoso, Paco! Más palabras sobrarían…
Un abrazo, amigo!
María, encantado de recibir tu halagador comentario.
Un abrazo.
Bella imagen terrenal y celestial la que dibujan tus expresivos versos, poeta!!!
Como un murmullo
trae la brisa fresca
de la capilla.
Hermosos versos. Un grato saludo