Hombre dicen que era,
Las habladurías.
Yo no creo a las malas lenguas:
que en soliloquio unísono cuentan,
la historia de un hombre de carreta:
Corto fue el camino,
más corta la luz de la vera,
pues al final de la travesía,
un tronco adornaba la ladera.
Hendido ya, con surcos indolentes,
era el dibujo de su piel perecedera.
Oh, del árbol falto de hojas verdes
fascinaba al caminante su figura traicionera.
Oh, el hombre falto de ideas
de sol, fuente de riqueza,
obvió el color agrio de las hojas
del tronco ardiente de impurezas.
Y en su fascinación, ilusoria,
aplastó a su paso,
caídas flores de magnolia,
blancas puras, esencia poco lustrosa.
Porque como dicen
las habladurías:
Pinceladas veinte usa,
para pintar un grano de trigo.
Una horda de magallanes
para abatir al intruso en su casa esquivo,
come queso eso es todo, yo más no les digo.
Malo es el caminante,
no el camino.
Dije yo que a voz de loro
no fío mi instinto.
Por eso a mi almohada,
fiel a mí digo:
Viejo carca de colmena,
cardo en mi jardín de rosas,
yugo sobre mi cabeza,
hombre, supuesto, caminante de luz rota.