Cuando se pasan las hojas de un libro
hacemos viento escrito,
vuelan palabras desordenadas.
Cuando se tocan las hojas de un libro
en esencia su cuerpo es
sangre de tinta y piel de papel.
Cuando olemos las hojas de un libro,
al principio huelen a futuro
y con el tiempo comienzan a oler a memoria.
Cuando leemos las hojas de un libro
los ojos van por cada reglón
haciendo equilibrios para no quedarse en blanco.
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Has descrito muy bien esas sensaciones que sentimos los que amamos los libros.
Un poema hermoso, sensorial y suave. 


Gracias por participar en nuestro reto, compañero!
Saludos, Manuel.
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Las hojas de un libro se van sumando página a página hasta completarlo.
En ellas las lecturas nos transforman de lector a personajes, dejando de ser nosotros y otrora cada uno de ellos, con sus sentimientos, alegrías; sus penas y sus tragedias…
Buen poema, amigo
Abrazo
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que descripción tan bonita de la lectura