Se desabotona un tímido atardecer,
las hojas de una tonada de jazz
en amarillo, naranja, ocre y azafrán,
caen lentamente
hacia el plomizo pavimento
de mi inconsciente.
¡Oh verde color de savia! ¿a dónde te has ido?
Un perro peludo
ladra como un trueno
tras una nube de blanca espuma;
y el tiempo ya no es una flecha,
es un gorrión cuyos trinos
se hacen tenues
como gotas de llovizna pasajera.
─Ya no huele a lluvia ─ me dices.
Y yo,
perdido en las turbulencias
de tu abundante melena de fuego,
sigo buscando la tempestad.
y el tiempo ya no es una flecha,
es un gorrión cuyos trinos
se hacen tenues
como gotas de llovizna pasajera.
─Ya no huele a lluvia ─ me dices.
Y yo,
perdido en las turbulencias
de tu abundante melena de fuego,
sigo buscando la tempestad.
Precioso y muy auténtico poema. Con estilo propio. Me gustó mucho compañero!
Desde que se desabotona tímido el atardecer y nos llevas a los colores únicos del jazz, a los trinos, al aroma de lluvia que ya no está y desemboca en la turbulencia de tu búsqueda inquieta… ¡este poema es absolutamente mágico!
que complaciente es leer tus versos Mr. Alejandro, se disfruta y se prende a la vez. Muchas felicidades poeta. Abrazo fuerte.
P.D. La pintura es la acompañante perfecta