Historia

Qué te podía ofrecer
cuando ya no quedaban hojas
sino solo heridas.

Pero ver esa risa
que aterrizaba cielos,
hizo brotar primaveras
en mis troncos resecos

Y entre tus verdes frescos
en nuestras horas fogosas
entre tus aguas claras
nacieron mieses preciosas

Hoy en el hogar calmado
aún quedan suficientes leñas
y con los calientes fuegos
pasaremos los primeros fríos.

Y cuando lleguen las nieves,
las afrontaremos bien abrazaditos.

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Pixabay/FreeImages

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