Himno natural
Estoy que corro y veo, oh, alaroz
y pongo de pasión toda mi voz;
por himno o acorde del estambre.
Tan solo me despierto en la raigambre,
al eco de torcaz o torogoz.
Empiezo la jornada, viendo al hoz:
allá, donde susurra todo enjambre,
cubierto de portal o cuyo tambre,
que eleva los suspiros por el mundo.
De pronto, me detengo y al segundo
inhalo la riqueza que Dios brinda.
Y alzando con quietud, mano derecha,
le digo a la naturaleza, linda,
mi vida, ya la tienes satisfecha.
Al mecenas de acá, que me fascile la opción de nuevas estructuras, porque no está.