Hijos de saturno

Te hicieron creer libre y poderoso
dominador del universo entero
quienes mataron al dios verdadero
los que usurparon su lugar glorioso.

Un nuevo orden se erguía imperioso
¡Qué fascinante dorado becerro!
artífice de imparable progreso
y del rebaño protector celoso.

Mas pronto descubriste, atónito,
cuán aterradora era tu orfandad,
cuán despiadado tu fatal destino.

Cuídate, hombrecillo, de Leviatán,
pues si no te devora el tuyo propio,
con gran deleite su rival lo hará.

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