Sólo vestigios pasajeros,
sólo tormentos y ruinas nos aguardan,
como aguarda
el espectro del otoño a la gris y a la nueva flor.
Sin lazos ni raíces que la abracen a la tierra.
Como una naciente mariposa
tiritas tendida bajo mis manos;
amarilla y gris, flor de mi prófuga vida.
Sostenida en el trayecto de amarte
y en mi sangre llena de dolores.
Mi olvido es el más inmenso,
mi tristeza es la más cruel,
pero tu voz me resurge
y desfallece la trémula angustia
y las vidas de la noche nos invaden.
Renacido en tu abrazo sin tregua,
y en el final de tu esfuerzo en murmullos.
Mi amor remolinea adormecido
cautivo entre azules vestigios,
libre en la sed de lo interminable,
a los pies de la noche estremecida
de oscuridad y estrellas.
Y quedarme atrapado en tus murmullos
como el azul más eterno y fugaz.
Como un grito del viento sin ecos en el cielo.