He acomodado
y reacomodado cosas,
me quité camisas con recuerdos y joyas,
me puse zapatos viejos
llenos de caminos andados,
aprendizaje que llaman,
me desprendí de lo material,
de todo para buscar lo que llene de nuevo;
el alma regresó y la sonrisa también
aunque la neblina no se haya ido aún.
He acomodado el día a día a mi sin tiempo
y reacomodé suspiros,
he vuelto a viajar en libros,
letras y nuevas canciones,
he vuelto a robar sonrisas…
y sigo reacomodando,
quitando acá y poniendo allá,
y aún queda mucho café para terminar
cada segundo reacomodando ideas
y poniendo a la vida en su lugar:
en el hoy.
Esos versos que son miradas de reconocimiento interior, que hacen reflexionar y sacudirse el polvo de los caminos andados, acomodan pasado y presente en el lugar propicio para mirar hacia ese horizonte que es el futuro, que no llega nunca, pero como dijera Nicanor Parra en Poemas y antipoemas, en el Últimpo brindis: ES lo único de lo que realmente disponemos.
Buen poema.
Abrazos