«Velad y orad, para que no entréis en tentación, el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil». Mateo 26:41.
Sí, lo sé…
la carne nunca quiere orar
las rodillas no quieren doblegarse; pero…
me reprendo y oro
con disciplina
hago que la carne obedezca.
Sí, lo sé…
al principio
va a sentir que la carga más fuerte es la del deber
—debo hacer esto; debo hacer lo otro; debo… debo…—;
pero, con el tiempo
y sin advertirlo
el deber se convertirá en placer.
¡¡Es que estar con el Señor siempre da gusto!!
Chane García.
@ChaneGarcia.
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