Precioso lloro de guitarra en un palo de flamenco tan sentido, tan arrebatador de sentimientos, ese “rasgueo” araña al alma de emoción, muy intenso y profundo, amiga!!!
Muchas gracias, José Antonio. Federico, humildemente por mi parte, está presente, su poema de la guitarra de Poema del Cante Jondo, siempre me fascinó… “Oh, guitarra, corazón malherido por cinco espadas…”
Un abrazo, amigo!
Qué bonito lo que me cuentas, amiga!! El recuerdo de tu padre fluye muchas veces, tuvo que ser muy especial para ti!!
Gracias, compi! Abrazo fuerte de soleá!
Muchas gracias, amiga! Este poema tiene dos años y se publicó en el antiguo. Me lo encontré de improviso y decidí publicarlo de nuevo. Me gusta mucho…
Abrazo grande, amiga! Y buen domingo!
Mi aplauso María por este derroche de duende y tronío!! He vivido la madrugá entre coplas y guitarras con la misma intensidad que si hubiera estado allí,en ese rincón oscuro del barrio más apartado del que salía a borbotones el arte. Se nota que vives intensamente el duende andaluz,que no deja de ser patrimonio de todos.
Con esa callejuela oscura pensé en el Abaicín…
La guitarra flamenca tiene duende y mucho sentimiento, mucho!!
Gracias por tu bonito comentario, amigo! Me apuntaba yo esta noche a ello…
Un abrazo fuerte!
¡Magnífico, María! Bien podría tratarse de un homenaje al maestro Sabicas, por ejemplo. Palpita en tu poema un misterio de atardecer y azahar que enmarca el portal en penumbra, ante el que alguien desgrana sus arpegios como flores que vuelan al oído del transeúnte ensimismado por la belleza. Me hiciste recordar momentos felices en la cuesta de Gomérez. Un besazo y enhorabuena, compañera.