Guardo mi corazón
en las olas de un mar muerto,
enviándolo a un sufragio indefinido
donde las olas y el tiempo
se quedan en soledad.
Guardo mi corazón
en una isla abandonada,
donde el viento danza
en el despertar del alba
y donde llueven
las astillas de la muerte.
Guardo mi corazón
en un vacío errante,
donde las tinieblas lo agarran
y el miedo lo agobia
hasta causar su perdición.
Cuánto no he querido
acabar con este palpitante sufrimiento
que se funde a carne viva
y me impide alcanzar la indiferencia.
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Diría que hay una danza en el dolor que expresa este poema, un ritmo que atraviesa el exilio del corazón.
Se palpa, como aquí el sufrimiento se vuelve poesía, casi como un puente entre la vida y el abismo.
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Pippo
3
Cuánto no he querido
acabar con este palpitante sufrimiento
que se funde a carne viva
y me impide alcanzar la indiferencia
Buenos versos
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Sinmi
4
Guardar el corazón en las olas, en la isla, en el vacío… la poesía lo permite todo. Qué maravilla leerte. Saludos cordiales.
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