Guardo la tarde de mayo que te ubicó en mi camino,
en lo profundo del alma, con la indulgencia del verso.
Guardo el rincón clandestino que nos sirvió de escondrijo,
y en mi retina se guarda la desnudez de tu cuerpo.
Guarda mi mente el momento del placentero gemido
que se escuchaba en mi oído con la erupción de tu sexo.
Lo guardo y no olvido nada, tu piel, tu tacto, el suspiro
que me embrujaba al instante de abandonarme en tu lecho.
Solo olvido tus promesas que fueron votos vacíos,
confiscando mi memoria la dulzura de tus besos.
Guardado está para siempre, ligado con mi destino,
tu rostro en aquella tarde, tu imagen que hoy es un sueño.
Tu poema se me presenta como un caleidoscopio de recuerdos y emociones. Con bellos versos expresas el poder de los momentos compartidos y la persistencia de la pasión y la nostalgia en la memoria. La mezcla de erotismo y melancolía crea una experiencia intensamente evocadora.
Pero qué preciosidad! Esos recuerdos que guardas en el cofre de tu memoria…
Muy bello y pasional, como tú sabes hacerlo, poeta!
Siempre te aplaudo.
Abrazo fuerte, Raúl!