…( a mi padre)publicado en el otro poémame en febrero de 2018
¡Te extraño tanto!
Vuelvo a pintar en la tierra
efímeros bocetos de juegos.
¡Qué larga es la tarde!
Canicas de colores,
la teja y la tiza.
El barro y un clavo.
(Te echo de menos.)
Un verano que dura como siete,
y llega septiembre.
Aprovecho las últimas tardes
antes de que me recluyan de nuevo.
El invierno se hace tan largo.
Calbotes* calentitos,
somos seis, y mama dice
que hay que repartir.
Huele a leña y a carbón,
a hogar, a seguridad y amor.
(te extraño)
Las manos de grasa negra
traen un pan blanco a la mesa.
Un pellizco y un beso,
un guiño y una broma.
(te echo de menos)
.
.
.
Calbotes* es como llamamos en mi tierra a las castañas asadas
Por cierto…me encantan los “calbotes”…su sabor y olor despiertan la niñez pasada!
Mi padre nos traía del campo bellotas y las asábamos en la candela, también estaban ricas!!
En Extremadura no hay apenas castaños, pero sí muchas encinas!! Jejeje
Ternura a infancia y recuerdos inolvidables se desprenden de unos versos vívidos a flor de piel, entrañables amiga!!!
Pd. Es cierto que el verano duraba como siete, a finales de agosto, sobre todo padres estaban deseando esa vuelta al colegio y la rutina, Jjj me he sentido identificada
Es tan tierno, tan sentimental y profundo el poema que conmueve.
Cuánto recuerdo imborrable hacia ese padre que esté donde este sonreirá orgulloso de haber significado tanto para sus hijos, para tí.
Un gran abrazo querida Horten…