“Dejé palomas tristes junto al río”
por un amor que se despide y muere,
porque volar a solas hoy prefiere
obviando los rigores del estío.
Resguardaré mi corazón del frío
y ojalá del marrón no desespere,
que en conservar el ánimo me esmere
con toda la autoestima y albedrío.
Yo no sé si de nuevo la paloma
consciente de mi propio sufrimiento
devolver me pudiera la esperanza,
que no quiero que el pánico me coma
o que mis besos se los lleve el viento
falto de pundonor y de confianza.