Para psicópatas del fetiche a turnos,
gira la tuerca, vencen las ideas diarias
como letras de cambio en la Edad Media…
gente viviendo a rueda de sálvese quien pueda;
sin escuchar, porque se fueron,
la mala reputación de Brassens …
El odio se hereda , una hierba nueva
creciendo en las entrañas, a veces por placer
en desmentir al miedo…
otras ,porque ocurrieron
y Bécquer volvería…los perros no se fueron.
Y en esta placenta insana, tisana de paraísos,
muere la plebe a degüello
por vendedores de sueños…sin pautas
y compromiso…
el pensamiento no pasa por sus mejores momentos.
Posan libros de Kropotkin, Proudhon, Engels, Marx…
en estantes olvidados por piratas
que nunca vieron el mar…
no hay ternura en las palabras;
la conciencia es un pozo sectario
donde firma el destino trozos de agua potable.
Dormidos, sin querer despertar.
Lobotomía exacta, firme…
diseñada para emancipar sulfuros,
rencor en las telarañas
ceban mancebías brillantes…
cerdos con medallas guardando sus tesoros
y palios, porque llueve.
El tren de la verdad está de siesta.
Muerto el viento…caen las hojas,
una tras otra, ausentes… lentas.
Jugar a este juego es llevar tatuado en la lengua
a Umberto Eco…
la tinta del nombre de la rosa.
