…
Pueblas la noche
con flores en las manos y en las uñas;
sales ahora al tumulto del mundo
a las lenguas que de ahí te derraman.
Tengo que hablarles de ti:
yo te vi rodeado de lilas y hortensias en tu cama
de horas primordiales,
de sustancias en cólera, de oscuros callejones de esperma.
Como me gustaría ahora tenerte de frente
y que una ola fresca nos cubra;
o la fragua de la noche te dé en los ojos.
Como me gustaría que el mundo
se detenga en una hoja seca y te mire
o que un hilo pase por tu delgada cintura
y se cosa un ala de viento
y te diera un nacimiento de oro.
Ojalá yo pueda encontrarte de nuevo.