Gato escaldado de las brasas huye
mostrándose bastante precavido,
a saber, que si a tiempo se escabulle
no saldrá por fortuna malherido.
Y bastante mejor si convencido
pecar aquí no sobra de prudente,
que malas experiencias ha sufrido
por seguir bien a ciegas la corriente.
Pues sabe que de copas y en caliente
si el mundo se lo pone por montera,
algún disgusto justo de repente
por cabezón a lo mejor le espera.
El dicho mal no viene a los humanos
sin ver qué nos traemos entre manos.