Gastar las horas

Desgasta los días
y embebe las noches
echando de menos tu saliva.
Se droga lo justo para seguir con vida.

Y acariciar tu pelo
te convierte en su desvelo
porque no eres real
y no estás. Nunca.

Deseos delirantes
el sol
las motas de polvo
el ruido en la calle
un café con azúcar,
cómo va a poder
si no eres más que un sueño,
pesadilla obstinada, impertinente.

El tiempo cuelga de un clavo en la pared
ya no tacha los días
ya no pasa las hojas
sigue siendo verano
y todo está lleno de febrero,
eterno,
el frío se hace eterno,
Y ocupa sus quehaceres
en calarle los huesos.

Se palpa la cara
pero no tiene espejo,
da miedo mirar de frente
el secreto, la gravedad
la derrota, la calma marchita
tristeza que calla.

Es la hora. Todos los días lo es.

6 Me gusta

Uff, excelente poema!!

“El tiempo cuelga de un clavo en la pared
ya no tacha los días
ya no pasa las hojas
sigue siendo verano
y todo está lleno de febrero,
eterno,
el frío se hace eterno,
Y ocupa sus quehaceres
en calarle los huesos.”

1 me gusta

Gracias Lucía. Un abrazo

Versos con sabor a ausencia. Muy lindos. Saludos cordiales.

1 me gusta

Qué hermosura de poema, Bea.

1 me gusta

Sublime…
Hermoso poema
Enhorabuena
Saludos poeta

1 me gusta

Melancólica belleza destilan estos versos tan bien construidos @BeaVe

Con afecto

1 me gusta