Bajo enaguas de la luna,
sobre el agua y su tocado…
zumba el viento destemplado;
y entre el llanto de la cuna
canta un diablo enamorado:
«no vivo porque no quiero,
no muero porque no muero…
Y entre el hombre, desgraciado,
no vive el que no han matado
y hay que no ha vivido y muere,
¿es la muerte que nos quiere?
¿La vida nos ha olvidado…?
Toda flor vive… y florece,
toda flor muere y marchita…
lo que el alba da, lo quita
cuando un día se ensombrece.
Ya creció la hierba verde,
¿qué caballo espera, muerto?
¿Qué brota en este desierto?
¿Quién se encuentra y no se pierde?
¿Por qué las montañas caen
mientras los pequeños crecen?
¿Por qué los cielos perecen
y son sombras lo que traen…?
He cavado aquí, en la tierra
—tálamo de mi fervor—
un lugar para el amor,
un eco de alguna guerra.
Si hay un último suspiro…
si hay una oportunidad
—y la mentira es verdad—.
¿En qué corazón me miro?
¿Por quién he de respirar,
y por quién tomar camino?
A tus pies, amor, me inclino,
mientras rezo, aquí, en tu altar;
si a la luna falta el sol,
si la muerte ama la vida…
¿qué hace un hombre sin querida?
¿Qué un ciego con un farol?»
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fantástico… preguntas nunca respondidas
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Gracias por tus palabras. Te mando un abrazo.