Déjenme explayar
en aquel bosque oscuro y vasto
donde bellas perlas giran
en su cíclica eternidad.
Que mi alma
sea ese rigor inmaterial,
esa pequeña perplejidad
que abunda en su nube
y se pierde vagamente
en una nada admirable.
Déjenme entrar
en la inexorabilidad
como un pájaro perdido
en mitad de un mar
de algas altas y asfixiantes
que estrechan el camino.
Quizás allí está la sublimidad.
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Majestuoso, me acerca a pensar sobre el segundo exacto en el que vivo ahora y lo enorme que es lo que nos rodea.
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Me alegra que te haya gustado, el poema hace parte de un poemario que estoy escribiendo. Saludos, poeta.
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Muy lírico! Hermosos versos sin duda!
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Un poema que parece evocar una búsqueda profunda y serena; el alma como perplejidad se convierte en sublime belleza.
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