Fulgor

¡Qué fulgor nos dejaron los primeros veranos,
las primeras dulzuras, los primeros jardines!
Las fragancias de un pecho, los secretos confines…
¡marcha, fuego, y deshaz tus portentos lejanos!

No la ingenua caricia de unas tímidas manos,
no el candor juvenil con sus falsos jazmines.
Lejos han de estar, lejos… esos falsos maitines
con que sueña el invierno los fulgentes secanos…

Y en mi otoño sin fin, en la amarga verdad
que rebosa el espacio de la necesidad,
reconozco tu voz, y uno solo es mi sueño.

¡La mujer cariñosa, pelirroja y vernal
de luceros castaños… siempre libre del mal,
que la frente adormece con un beso risueño…!

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Precioso trabajo

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Muchas gracias, amigo.