Fulano fantoche II

Sábado 9 de marzo

     Inés me citó muy temprano por la mañana, en aquel viejo restaurante en pleno corazón de San Ángel.  Para mi hermana aquella guarida colonial de fuentes inmaculadas y extensa vegetación donde alguno que otro papagayo altivo se dejaba admirar entre macetas rústicas y delicadas, permanecía intacta, aun después de tantos inviernos, dentro del templo sagrado, de sus recuerdos exquisitos. 
                                                                                                                                                                             Antes de enfrascarnos en dramas, diálogos y confrontación, ordenamos los alimentos a nuestras anchas.  Inés pidió jugo de mandarina, huevos rancheros, café con leche y dos churros rellenos con mermelada de frambuesa, yo, por mi parte, opté por un jugo de zanahoria, enchiladas poblanas, café con leche (por qué no) y una concha con nata. Cabe señalar que di un rondín al paraíso y de regreso, estuvo del uno, solo nos faltó, comernos los platos...

Mi hermana se hizo finalmente en el pelo una cola, buscando confidencialidad y no autismo, apago su celular frente a mis narices y me obligo a imitarla.
¿Qué pasa Inés?
Pregunte desesperado y con suave ironía. ¿Ahora qué?

  • ¿Ahora qué? – Dijo arremedándome, y tras esto, me ataco con su mirada incisiva, con su mirada duradera – tu padre Gauss. Esa furcia lo volverá padre, o lo que es peor, a su edad abuelo.

  • ¡Qué bien!- expresé sin maldad – brindo por las alegrías ajenas como propias. –
    y levante unos cuantos centímetros mi vaso vacío.

  • ¡Qué bien! – Repitió mecánicamente -
    ¿Estás fuera de tus cabales? Le urge a la pequeña “hapálida” quedarse con todo. Seremos un sindicato de despojados.

– Calma – interrumpí su enjuta diatriba y dibuje esa seña en el ambiente tirando mis brazos hacia abajo – el apellido no se te irá corriendo, además hablamos de pactos entre personas adultas.
¿Para qué tanto drama Inés?

-¿Drama Gauss? – Respondió nuevamente con una copia encolerizada de mi alegato – me zurro en la leche de esa “oportunista “por mi experiencia te digo, esto no va a terminar nada bien, pero bueno, no seré yo quien recoja los pedazos rotos del suelo ¿o sí? además y cuál si Ajenjo ya estuviese aquí, alguien le ha dicho a mi madre. ¿Lo entiendes ahora?

  • ¿Qué?- el bocado de la enchilada se me fue por otro conducto muy cercano a la garganta, asfixiando, exaltándome, haciéndome toser.
  • ¿Qué pasó entonces Inés?
    -Se acabó el mutis, se acabó la crisis. Regresó. Desea vernos.

– ¡Sindéresis!
¿Y qué se supone que sigue hermanita?

  • Adiós al calidoscopio, a la soledad, al duelo, a la parafrenia, a la nada. Es bastante relativo, emergió de una red de recurrencia hermanito, y entre el ascenso y descenso nos topamos en un punto medio.

    • Figúrate tú… No sé cómo acompasar tanta información. Tendremos un hermanito, y eso casi, casi, me importa un comino.
      -¿Cuándo sería esta cohesión?
  • En dos semanas - contestó Inés algo consternada, quizá distraída.

    • Nadie está listo para estas cosas – me sincere, devolviéndole la serenidad tras besarla en la frente. – Sabes… la marea siempre sube, deshaciendo castillos en la arena.

Lunes 11 de marzo.

Pagar es corresponder. Indiscutiblemente se vuelve vital convertirme en leyenda pero ya. Tirarme del paracaídas, visitar el Giuseppe Meazza, pasear en un safari, bucear en jaula junto a tiburones, practicar la escalada libre, surcar las nubes en un delta, apostar en Macao, viajar a la Luna. Resumiéndolo todo, que mis nietos adoren mis hazañas y vestirme de rosa porque me queda bien.

Jueves 14 de marzo.

Día incoloro. Llovió a cántaros. Por entre los pasillos de la oficina llevaba meses sonando un fuerte rumor. (Fue así que cuando sucedió, nadie de los nadie espantó.)
Corrieron a Ulises… Parece que su capacidad innata para tomar dinero prestado expiró imprevistamente con la fecha de corte de tan singular hechizo.
Muchos salieron a despedirle, no lo hice yo. ¿Ante que merito u arte me rindo? No es Julio Cesar, Charles de Gaulle, o acaso Freddy Mercury ¿o sí? Y no fue únicamente que no compartiera su afición a la cleptomanía, más allá de eso, odiaba su arrogancia, y la manera con que trataba y se dirigía a sus inferiores y encargados.
Supongo que me estoy volviendo supersónicamente más adepto, al encanto de la debilidad.

Viernes 15 de marzo.

Dafne dejó seis mensajes vacíos en el buzón de mi celular. No dijo nada, no hubo presencia de su voz. Su ansiedad desenfrenada me sorprende, me confunde.
No puedo ir por la vida así, dando pena, como un Bart Simpson con andrajos. Quiero gastarme la quincena entera de un jalón en un guardarropa que vaya con mi personalidad, y el sobrante, en un montonal de libros nuevos, todos de mi interés.
¡Otra cosa sería, si pudiese cumplir mis promesas más profundas, por lo menos está vez! Solo espero que mi poco cuidado en mi aspecto personal, sea proporcional con el talento para embelesar diosas en su fase de mujeres como serpientes el flautista de Hamlet. Espero, y ojalá así sea, despertar en las féminas, tanto interés animal, y la misma atracción que un anticuado profesor de filosofía.

Sábado 16 de marzo.

Rebasé la línea divisora entre lo que se piensa, se dice y se supone. Si cada cabeza es un Mundo, mi gullivera es sin duda, la mismísima Tokio en el año 5036.
Ordené un poco mis cajones y gavetas. Tire casi todo. Reí incrédulo con lo que reserve para el futuro que es precisamente hoy. Fervientemente creo, que los corazones viñeros son los más sinvergüenzas.

Domingo 17 de marzo.

¿Qué parte real de todo lo que acontece a mí alrededor es mi culpa? ¿Sigo sin entender si he crecido algo o no? No existe el orden en mí. No trapeo, no muevo ni medio dedo, tengo la piel curtida de cicatrices y el rostro repleto de acné adulto. Y más allá de todo con mi terrible daño emocional a cuestas, con una cáfila de excentricidades.
Yo y mi maldita fe, sin un Dios normal en mis adentros, con esperanzas, y anhelos mutilados. ¿Por qué idiotamente sigo imaginando hacia adelante cosas realmente buenas que jamás ocurrirán? ¿Y cuándo podrían aparecer se tornan como un embrujo en contra mía? ¿Cuánto más, del que tal, y si del haré aquello y después esto?
Que se pudra mi análisis positivo. No quiero ya, vivir entre esas dos estructuras.

Martes 20 de marzo

Admito que busqué un investigador privado y me asustaron los precios, admito también que juré hacer ejercicio en mi casa, y me gano la pereza. Pareció que me batí en duelo con King Kong. Qué nefasta sensación de malestar… Ni siquiera llegue a la cama.
Desperté lo ignoro porqué en el sillón de la sala, sediento como cabello de rally y sucio como vaquero. Falté incluso al trabajo, y lo agradezco fortísimamente.
Abandonen sus críticas, estoy cubierto… Inmunidad hacia el sistema a través de Ros, la prima de Heberto y sus fabulosos justificantes médicos a utilizarse en caso de emergencia extrema (tretas, compensaciones y secretos de personajes secundarios, así lo veo yo por lo menos, libraciones en lo rígido) A decir verdad, no existe mejor coartada que un papel.
¿Cómo pararme? Esta es ahora la única cuestión. No soy fan de sudar así, pero supongo que la barbacoa está entre otras funciones dirigidas a curar una cruda de tan bestial dimensión como la mía.
Al diablo la soledad, soy un carro atascado en el lodo. Perversamente me alegran mis conexiones y las sesiones victoriosas para el club de Tobby. Siniestramente, algunas veces me salgo con la mía…Callen y observen, como si se puede ir por ahí, con la sola cara de pendejo.
Así de fácil, ser libre significa, dejar de dar explicaciones.

Miércoles 21 de marzo

Lo sé, los buenos días se extrañan en exceso. Afortunadamente los canales de mi mente son privados… Hay que soltarlo, dejarlo ir, olvidar la opresión, liberar.
Empatía es la palabra clave: amar al resto, al entorno. Comprender lo bello de cada cosa desde su Naturaleza misma. Las cosas son como son, esa es su hermosura. Somos parte de un Plan Maestro, evolucionamos elípticamente hacia un Reacomodo, el cual generalmente parece no tener sentido.

Jueves 22 de marzo.

Cabalmente difiero, alguien tiene que salvaguardar mi pundonor. Les queda bien presentarme como un niño índigo, pero les falta indagar en mi raíz salvaje y en mi extracción educativa y privada.
¿Cuántos estorbos y cuentas falencias en nuestra efímera existencia? ¿Cuántas cosas no hicimos desperdiciando ocasiones y segundos de una vida diseñada para que no gane el miedo? Debo ser más fiel a mi decisión sagrada, al más sabio consejero desde mi propio corazón. Es precisamente esta nuestra “Caja Negra “cada vez que nos derriban.
Debo ir por ello. Debo transformarme en la mejor versión de mí mismo. La más perfecta. Comienzo desde este mismísimo instante. Así que desde ahora lo creo. Efervezco ante la imagen de mis decretos. Mi decisión sagrada por la que trabajo desde ya me ha dado el banderazo de salida.
Necesito que me adopte la armonía. Quiero sanarme. Moldear mi físico, erguirme como un monumento. Crearme excéntrico, envidiable. Ser querido realmente por mi calidad de persona. Quizá sea esto el principio de mi abundancia. Enciendan las turbinas, los engranajes, hoy es el día, el primero de mi Independencia.

Viernes 23 de marzo.

Leer es mi pasatiempo favorito. Soy un inflexible y sádico crítico. ¡Lo confieso, a veces es tan sencillo darme a odiar, y conseguir ese reflejo en los demás no es del todo negativo!
Qué diantres, así van las cosas; nuevamente en la sección de superación personal – me cuesta ser elegante cuando me halló a las fauces este territorio agreste – si te lo inculcan e en el kínder, o de casualidad te jamaste inocentemente la entera moraleja de un capítulo musical y colorido con los monigotes de Plaza Sésamo, está bien, a secas, de lo contrario, me resulta bastante pesado e indigesto para el ego de mi coeficiente. Ciertamente, charlatanería masiva cortesía de Hong Kong.
De todos modos, no puedo quitarle a nadie su honor, me encanta escuchar las indicaciones de estos maestros y genios que sin más utensilio que un bolígrafo, imaginación, dedicación férrea y una hoja de papel bond, logran hincharse de dólares. Uno de estos días cualquiera, robo la fórmula: eres un vil pendejo, pero no te rindas, ahí te va la historia de tres putas cabras más jodidas que tú, que lograron sobreponerse a su asqueroso medio en las islas Maringo y ahora son famosos dj´s en Los Ángeles, California. ¿Suena tentadora verdad?
Soy un tanto snob y burgués. Odio el tianguis, sí, más que nada por los olores y lo sucio. Necesito calcetas y zapatos. Adiós hoyos, bienvenido el cambio desde adentro hacia afuera.
“Estoy de vena.” Es extraño, pero me veo inmerso en un fin de semana tranquilo. Realice algunas apuestas en el casino, pero nada para angustiarse. De ahí al bar con mis pardillos. Nos hacen falta mil tornillos – supongo - los esenciales.
Espero no confundirme entre tragos, entre propuestas, entre aventuras sin héroes dispuestos a decir que sí… indiscutiblemente, falta mucho para conseguir la hominización. San Agustín tenía razón, estamos salvados o condenados con anticipación. Todo lo que ocurre es una decisión de la Providencia.

Sábado 24 de marzo

Hoy mi celular fue una máquina de feria. ¡Hasta me creí popular! Mi padre y mi hermana a su modo, quebrantando mi paz, adelantándose, adivinando Ad Libitum, el itinerario futuro de mi madre.
Tienen razón, son tantas cosas en que pensar. Será un ave libre si es que después de vernos, no afectamos ni un centímetro sus centros mentales, físicos y emocionales. ¿Y ahora? ¿Qué ejercicio debo implementar para inmolar a Al Pacino, me refiero al cómo envolverla en una burbuja atemporal, de completa tranquilidad, para que piense desde cada respiro, que en cada ambiente y en cada relación, todo, absolutamente todo, permanezca igual?

Domingo 25 de marzo

No existe plazo, horario, ni fecha que no se cumpla. Estiro el pobre viejo la pata. La atmósfera se ha descantonado…
No soy proclive a estos actos de cesación. Sentir a Dafne así, me lacera, me flagela anímicamente. Tras ese cofre abierto no solo se despide el abuelo del nieto, también lo nuestro que jamás fue y que se está desbarrando.
Me voy, mejor dicho, me fui, quizá como él, quizá como nadie - otorgo a esta representación el beneficio de la duda.
Es lo inevitable, son lazos, es el peso de la sangre.
Espero, solo eso, que su paso por este plano haya sido productivo, que halla y lo hayan amado hasta el cogote, que no se halla arrepentido de nada, ni envenenado de enojos. Pediré que su alma haya casi estallado de felicidad plena.
Es utópico, me agradaría reír más, mucho más, dejar o no huella, no lo sé, anhelo ser únicamente un protagonista de mi propia vida.
Oportunamente emprendí la retirada. Aborde un taxi sin siquiera saber un rumbo fijo. Celebro este cerebro que me dirigió hacia el acuario. Agradezco esta primera vez, el vocabulario marino de las especies a través de las mamparas, los luceros imperecederos de la perplejidad, un lapso indefinido y mi distimia a causa de las mantarrayas para definir absorto, lo que ella era a través de un poema.

Lunes 26 de marzo

 - Futbol… Futbol – Aun escucho a Dios desde su tribuna celestial. -Futbol. La única religión sin ateos. Las niñas dejan un día las muñecas, los niños jamás la vista al balón.

Copete, Carlos, Fósil y yo, nos movimos rumbo al estadio. No puedo, ni creo, que este es el equipo de mis amores. La democracia denotativa de mi abuelo, de mi padre, de mi propia piel. ¡Cuánta lama! Juegan a nada. Lancinante. Las reparticiones son tan extrañas, son los que están y no siempre los que deberían.
Dejaron de lado el potrero, lo inusual, la plétora de adrenalina, el alma, el radiador y la sangre. Con toda y la plastificada pereza del 0-0, me emocioné. Hace tiempo que el futbol dejo de ser el más fastuoso negocio deportivo. Ahora, por ende, es el Coliseo moderno y el máximo espectáculo universal.
¿A quién fregados le apetece saber de nuestra escasa energía? Bendita resistencia de rock star. Juntos sin miramientos al bar de Copete. Recrudeciendo. Trapicheando. A flor de piel. Me han transfundido ritmo líquido, canto todos los estribillos, me amarro a cualquier mirada, sonrió con descaro a las sedientas coautoras de una noche irresponsable.
Ella ha venido a mí, pidiendo vencerme, soñando rendirse, clisándome, insinuándose con grácil coquetería. Hablar fue un mero pretexto, vuelo como un colibrí perdido hacia el néctar del deseo. Circunscribiré entre mis palmas lo permitido de su pudor, y es que suelo romper maleficios a besos. Ilícitamente Ana, adoré su cuerpo y su cuerpo futuro, el adorno de sus ojos en las luces sodomitas del bar, las palabras al oído donde fingimos complacernos, donde no admitimos de sordera, su lengua escurridiza con sabor a perlas negras y a nicotina, el imaginar que podría ser mejor una siguiente vez.
¡Ni erótica ni lujuria, maldito porno, como ha trastocado el termostato de mi sensualidad!

Martes 27 de marzo.

Existen días donde uno no debería ni despertar… días de recuperación, días de pausa, días oscuros donde no queremos llegar lejos… Días donde razonamos que el animal directo del cuál descendemos es la paloma y no precisamente el simio. Días salados donde el cerebro trabaja en modo estándar y automático, donde preferimos mirar en lo alto la sapiencia estridente de los planetas, y tal vez ni eso.
Hoy se me concedió la gracia de padecer ese periodo de mil cuatrocientos cuarenta y cuatro minutos. El boiler no encendió por la mañana, y la regadera, soltó algo muy parecido a la tierra. Me vi en la penosa necesidad de matar una cucaracha, y de usar fodongamente dos calcetines desiguales. Mis papilas gustativas aborrecieron su primer amor, desayune mal, y el alimento fue, terriblemente refrigerado y a eso sabia. Fui objeto de todas las burlas, quizá por perfilarme como un jodedor marca Acme, y también por ostentar pasta dental en el blazer del uniforme. Por si algo faltaba, trabe el computador y me vi forzado a llamarle a los bichos raros de servicio técnico. En fin, todo el día, de una calamidad a otra. Por momentos en verdad, actuamos como palomas. Dos pasos y a cagar, otros dos y a cagar, una y otra vez, en cansada repetición.
Dafne no me habla. No sé cómo traducirlo. No sé si la extraño, no sé si la odio. Ella tiene su luto, ella tiene sus cosas, lo que es evidente es que muero por verla.
Comienza a la de tres, mi extirpación de lastima, mi desintoxicación por mendigar cariño.

Miércoles 28 de marzo

Fósil y yo nos alistamos desde temprano, deseábamos un grado más elevado de nivel en nuestros análisis bacanales. Optamos en conjunto por el séptimo arte, una sala Elite. Repossets personales, mayores lujos y un botón para ser atendido.
Heberto e Iris programaron una cita para el día de hoy, somos testigos de lo suyo, por supuesto que, en estado etílico, ¿Cómo que me acuerdo verdad? quieren presentarnos su hogar y recibir nuestras sinceras bendiciones.
Abandonamos algo más que mareados el cine. Risa y risa, bastantes decepcionados de Jar Jar Binks, de las conexiones ilógicas con secuencias difíciles de seguir, atiborradas de efectos especiales y tensión política de la galaxia. Disfrute la pizza, las palomitas y el vodka… y en mayor proporción, de los glúteos y el camel toe de la actriz principal. Ciento setenta millones de dólares para la siguiente secuela de una de una muy desgastada y pendejisima Star Wars. Tremenda mierda. Tremenda jeva. A la gente le encanta consumir mierda, y ahora también, soy parte de la estadística, un apóstrofe.
Iris un una buena chica, preparo emparedados de tipo gourmet, tiene un pandero en su cuarto, un retrato de Trotsky en su baño, y una sonrisa de colección; regordeta sí, pero tiene a Heberto como un niño servicial y mimado. Los ojos no mienten cuando son del mismo tejido. Me temo que arriesgamos desconfiadamente sin comprender, que la sincronización de aquellos arrebatos se entrega mucho antes de recibirse.

Jueves 29 de marzo

¿Por qué del tabú hacia la muerte con tantísima antelación?
Desde ahora estoy en preparativos para mi siguiente destinación…

Sábado 31 de marzo.

No diferencio entre caídas y centímetros por avanzar. Me regenero dolorosamente, y así como mis respiros, me extingo como un cometa en la noche. La estática es un oleaje de muerte fulminante, y la retrospectiva, mi mayor enseñanza…
Me derrite la incertidumbre, y el velo ejecutor del movimiento que dicta la velocidad justa de la mismísima Naturaleza. Cuántos pensamientos explotan sin detonación, este hueco en mi estómago se asemeja malignamente a una cadena montañosa.
Cuan poco se habla en este viaje en familia, vislumbro los reflejos del sol sobre mí, como un sueño lejano, como un cuento de hadas totalmente indescifrable.
Este es por ahora el sello familiar. Mi hermana en su intranquila opacidad jugando en su celular, mi padre solamente silencio y tensión, sin atreverse como de costumbre a tararear las canciones en la radio del auto.
Luz verde, fin al censo y al examen en la recepción de aquel magno Centro. Y como culpables de una travesura descubierta nos quedamos mirando mientras subíamos por el ascensor.
Fui yo quién toco la puerta, y fui yo, quién respondió cuando la voz nítida de la enfermera con rasgos árabes pregunto por el requerimiento. Mi madre con la mirada fantasmal y su cortísimo cabello color zanahoria, procuraba no perderse en las imágenes del televisor ni tampoco en nosotros, situándose, parada junto a su cama, en ese carísimo cuarto de mayor amplitud, muebles más funcionales, de altísimo techo y ventanales impresionantes para acceder a una vista espectacular de la ciudad.
Fuimos por así decirlo, cercenados, y en el omnisciente idioma de los introvertidos avezados, la enfermera se le acercó y converso con ella. La infiltración a cada paso en su mundo duró lo mismo que una canción de trova…
Qué difícil manejar similitud y lejanía, lágrimas y ansiedad contenida, excavadoras y puntos inaccesibles, y acaso, el pulir de manera uniforme, la energía circundante sobre la frágil distancia, entre preguntas banales, y carniceras miradas de reojo.

  • ¿Por qué será tan complicado – musito apenas audiblemente repitiendo un diálogo de la extraña película que nos acompañaba - deletrearnos cuando en verdad lo pedimos a gritos?-

  • Soy relapsa y oxigené mi infierno. Agradezco el tener en mi mano el botón de “Reset”. Me reinstauro en mi propia y colerizada Batalla.- sonrió un poco, segura de que su intento fue la más atinada conjugación de intimidad.
    Me inunde sin desearlo en la metamorfosis del paisaje silvestre. ¡Cuánto tiempo sin volver, cuantas mañanas por virar! Hay demasiado Eco afuera pensé silenciosamente. Imposible resistirse. - no existe contención… Definitivamente no la existe.
    Terminaré loco entre tantas angustias irremplazables. - Ohm – me cuesta suspirar – ellos y ni siquiera yo contrayentes de una tregua, siervos del sol tan limpio como un antónimo, o de la simple mutación de cordero y bestia.

    – Les diré algo de lo mejor y de lo poco que sé – continuó entonces con su declaratoria de salva - Es indispensable retomar el amor por uno mismo y repartirlo a más seres.
    -¿Saben cómo hacer sentir a una persona importante, que lo adore y lo agradezca?
    Se dio una pausa para analizarnos y sucesivamente fue donde la enfermera y la secreteo. Sencillamente inclúyanla. Fácil ¿no? Inclúyanla.

    Virgueramente nos ignoró, el silencio se esparció como pólvora por la habitación, dio media vuelta como si nada, y se internó en su película mientras la enfermera nos acompañaba de salida hacia el ascensor.
    Coexiste entre contornos somnolientos, entre nubes sin gas. Que bella sobreviviente, a granel, el aire y la artesana, irreflexiones de un algo nunca seguro, kilómetros de signos cortantes, tácitos y sucintos meridianos…
    La perfección es solo un cliché de marketing para vender más. Lo nuestro no es perfecto, ¡pero afortunadamente es tan nuestro!
    El preámbulo es siempre poco claro, los niños juegan, porque a final de cuentas, niños son.

    Domingo 1°de abril
    La realidad es tan compleja como simple. Que venga lo peor – ansiosamente espero ponerle la más cínica de mis sonrisas al maldito destino. La cuestión es: “requerir de uno mismo cuando se necesite.”

5 Me gusta

He dejado de leer a la mitad… me estaba perdiendo y en un momento, me he sentido estar leyendo un diario privado… no sé si podré acabarlo. Lo que sí sé es que es un buen relato porque se siente tan real que yo he tenido que apartarme por aquello de “no te metas donde no te llaman”… No sé si me explico. :heart:

1 me gusta