Procedente de internas filtraciones que hiedras
aseguran con sombras derramadas por gozo,
en medido golpeo repercute las piedras,
o en esbelta caída se libera de un pozo.
Su sonido disuelto, suculento y ligero,
a las tierras silentes da palabra y motivo,
de sus formas variadas ha nacido el lindero,
de sus fondos benignos el ejemplo incisivo.
Se persigue el clamor de su voz esplendente
por la sed acuciante de la boca que escribe,
y si emulas las gotas que tu musa percibe,
traerás de sus aguas el efluvio al presente.
Ya barroco, ya libre, ya romántico el curso,
ya prosaico, ya lírico, ya encriptado, ya claro,
desde el sorbo primero se cimienta el discurso
que te surte la fuente con su líquido amparo.
Sufrirá interrumpida por tapones de cal,
los verdines y líquenes obstruirán su lenguaje,
mas urgiendo sus aguas se intuirá el manantial
que vendrá a recargar a tu fuente salvaje.
Maravillado por estos serventesios ( porque soy fanático a ellos) he hallado una sustancia legendaria brotando de la fuente en un tono de festividad contagioso. Agua para la supervivencia y poesía para la conciencia. —aplaudo.
Muchas gracias Domingo. Las fuentes son origen de muchas cosas, incluso de la propia inspiración. Y sea cual sea su forma -cada cual tiene la suya-, a las fuentes se acude cuando la sed aprieta.
Muchas gracias amiga. Las fuentes pueden presentarse de forma variada, y en algún momento perder su hilo, pero quienes ya han bebido de ellas, sabrán encontrarlas cuando apriete la sed. Un abrazo!
Muchas gracias Pedro. Va especialmente dedicado a las diferentes fuentes de inspiración que cada cual puede tener y con ese punto en común que es saciar nuestra sed escritora. Un abrazo