Me enredo en el frío
(ya cruzó la esquina el calendario).
Extraño es vivir entre las cosas,
objetos de oscuros materiales;
ocultos, me observan
bajo el hielo.
Desde la altura,
el frío —vacío, inacabable—
se cuela
en los rincones de la casa.
Por las manos ronda un gesto repetido
buscando el calor de las palabras.
“Desde la altura,
el frío —vacío, inacabable—
se cuela
en los rincones de la casa.
Por las manos ronda un gesto repetido
buscando el calor de las palabras.”
Que bella semblanza del frío, así es, se cuela por todos los rincones del cuerpo y del alma y precisamente ahora lo sabemos y lo sufrimos más que nunca, muy idílico pero yo prefiero el calorcito, poeta!!! Saludos invernales!!!