Frío y rápido.
Como un disparo,
directo al corazón.
Frío y rápido .
Sin dejar un resquicio
a la posibilidad
de una caricia.
Frío y rapido,
directo a romper
la cercanía.
Frío y rápido.
Sin dejar rastros,
matándote en una palabra.
Frío en el alma.
Rápido en la amargura.
Así son las despedidas,
con un adiós definitivo.