Dos monosílabos que rasgan el silencio.
Un paso atrás
que rompe el muro de cristal
de los recuerdos.
Este sonido imperceptible
de los pétalos
marchitos al caer.
Un aroma delicado de jazmines
en el aire vaporoso de una noche
de verano.
Fugaz roce en la piel
de una palabra afectuosa.
Otra palabra puntiaguda y afilada.
Una nota discordante y prohibida,
soplo de viento helado.
La calidez de una sonrisa abierta.
Aquella frase tímida que asoma
y titubea
entre tus labios.
Una caricia inesperada
que me arropa.
Una llamada interrumpida…
El corazón que late acelerado.
Tu mano fría.
El silencio y la tristeza
en unos ojos desolados.
Un rayo de sol que se desliza
lentamente por la espalda.
Mis pies, bordeando el precipicio.
Una explosión de risas a destiempo.
Un grito ahogado.
La calma, después de una tormenta,
brisa marina que me moja y que me besa.
Esta muralla evanescente de sueños
incumplidos.
Un sueño conseguido.
Tu brazo firme
que me abraza intensamente.
El tiempo en el espejo, que de súbito
me asalta.
Este nudo apretado en la garganta.
Este desgarro interior que me vacía.
La vida…que aflora
de repente
en mis pupilas.
Una mirada rectilínea,
línea invisible y quebradiza que atraviesa
el pensamiento.
Son… frágiles fronteras entre mis alegrías y mis penas.
Pintura: “La reja” (1930) del pintor fauvista Raoul Dufy.
Uff, preciosa introspección entre las fronteras del alma que se visten de alegría y penas. Un poema que va más allá y me invita a la reflexión. Un placer disfrutar de tus bellísimas inspiraciones, querida poeta. Mi abrazo en la distancia.
"Esta muralla evanescente de sueños
incumplidos.
Un sueño conseguido.
Tu brazo firme
que me abraza intensamente.
El tiempo en el espejo, que de súbito
me asalta.
Este nudo apretado en la garganta.
Se palpa en tus expresivos versos un mundo de sensaciones físicas electrizantes, en esa frontera tan frágil como tan antagónico y humano entre las alegrías y penas, el calambre recorre la piel con su lectura amiga!!!
Me quedo con esto.
Aunque como bien dice el título de tu precioso poema, las fronteras son frágiles. Parece que siempre vayamos por la cuerda floja.
Me ha encantado, María