Titubeo ante la imagen
que el destino me ofrece
absorto
aborto el tiempo
a contracorriente
atrapo esa mariposa
cuyo nombre es melancolía
en sus alas
las marcas de su furia inanimada
florecen capullos de niebla
deshaciéndose en mis dedos
desaparezco
aquí
allá
excéntrico
cavo sin razón
buscando encontrar
brazos y miradas de sirena
desadaptado a mi autoconcepto
fraguo la huida
de mi en pos de mi
quizás la herida remanezca
con pétalos amarillos
la flor de las veinte flores
es un buen destino
un grafiti fugaz pero oportuno
donde por fin descansar.
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