Si fuera un poco como es poco el mar
o nada como es nada el firmamento,
podría relinchar… morder el viento,
y arder de punta a punta y al azar.
Como el camino pobre que al pinar
se extiende en infinito movimiento,
menos negro sería mi lamento,
menos triste se oiría mi llorar.
¡Sería limitable,
reducible y fugaz como un clavel,
sostén de mi alegría en el rosal!
Pero soy insaciable…
Y en tus ojos, tus labios y en tu piel
mi fiebre se relame sin final.