Una pregunta aún flota entre nosotros.
Eran otros tiempos. Hoy hubiera respondido
igual, con menos rocas en los bolsillos.
En cambio hay un farol que no se apaga
un rincón para el arrobamiento, una esquina
azul del rompecabezas, una llamada en espera;
que no tienen respuesta.
Falta un Dios, pero no la fe.
Falta un mapa, pero no la cruz.
Soy las palabras que me forman.
Mis manos, no saben mentir. En estos días
han aprendido las artes del herrero
En la armadura también hay luz
y música al golpearla.
Noble oficio este de blindarse.
Y necesario. Que lo digan las lluvias,
las indiscreciones, el rostro tras el cristal.
Cuando por fin caiga por su peso la pregunta
que aún flota entre nosotros, tendrás razón.
Nunca te fuiste. Has estado
en mi pulso, en mi vértigo, en mi coraza,
en el mantra que me sostiene.
Hoy puedo apagar el farol, olvidarme
de rincones y rompecabezas. Ya no espero respuestas.
Con Dios, hablo a diario. (A mi manera)
Y la cruz, marca el mismo final.
Creo que cada día, estoy más cerca.
Ya no le temo al camino.