Extrospección

Las horas pesan en los intersticios

de la mañana como una presencia

inane en el fulgor de la premura.

Nada consigue frenar la cadencia

de gestos subrepticios

que provocan la usura

táctil de nuestras miradas agrestes.

Nada salvo un verticilo de vidas

girando al ritmo de cuerpos celestes

sumidos en una dimensión donde

sus rostros son sus voces más locuaces.

Son rostros tallados en sus heridas,

rostros donde el ave fénix se esconde

tras los subterfugios de confesiones

amables y voraces.

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Buen poema @Pedro. :clap::clap:

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Gracias, compañera.

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