Espérame en el edén de tu cuerpo, Eva.
Ten preparada lozana la manzana.
Que traigo serpientes fustigando tomar lo prohibido.
Y no hay hoja de parra
-¡ni de ortiga que fuera!-
que se oponga,
ni destierro que atemorice
ni vergonzosa desnudez que detenga.
Vamos a sacudir frenéticos el árbol de la carne,
a madurar el fruto para sembrar orígenes,
que el paraíso es solo para nosotros dos.
Ya después nos arrepentimos
si acaso quedamos malditos
y peleamos contra el diablo si es preciso.
Ya después pensamos en la tragedia del placer
si el amor redime,
en el descomunal castigo por ser,
si la inteligencia es penitencia,
en torcidos o benditos siglos venideros,
y en cómo se ha infiltrado el mal en el bien.
Eva, ten preparada la manzana
que la voy a morder a besos
antes que no haya mañana.
Así es querida Ana María. Desde que dejamos de ser espíritu puro, seres asexuales, desde que fuimos carne corrompible y disfrutable, iba el “pecado” intrínseco.
Y cuando al acto de la reproducción, precisamente para la supervivencia de la especie, se le agrega el placer, ya fue inevitable. A darle. Que más. Porque además, nacimos débiles para sobreponernos a la potencia del nervio. La explosión celular gobernó la explosión de la idea, para evolucionar.
Hay que confesar que no nos hemos desprendido esas trazas primigenias. Y dudo que lo hagamos.
Todo un edénico poema … balanceándose entre la ingenuidad de los humanos primigenios y las tantas tentaciones (con sus consabidas consecuencias) a las que serían sujetos… un lirismo erótico muy cuidado !!
Así es mi amigo Carlos. Por cinco minutos vive la humanidad que es el medio para entender la eternidad. Solo venimos a entender que somos un instante y estamos solos, y a descopetarnos los pensamientos de un disparo. Por eso, son tan valiosos esos cinco minutos.
Son tantas las manzanas que esta vida nos pone en el camino, que de vez en cuando un salto al vacio sin paracaidas, es necesario para poder degustar el auténtico sabor de la manzana, y así llegar a la verdad de esa farsa con todas sus consecuencias.
Encantado volver a leerte Jesus.