Salgo de unos bordes
descontrolada,
pierdo el color propio
y me elevo sin moderar
en nada mío
avivando aquella pasión
que me arrebataron
con píldoras,
una a una sin mentiras
ni alcohol;
exaltada y derramándome,
sobrepaso hoy
los límites previstos
en una dignidad ajena
otra vez
a un ser yo que duele,
y mucho,
en cada carcajada;
Si te estoy leyendo bien, en tu poema percibo una expresión de rebeldía y liberación de alguien que se siente oprimido y medicado por una sociedad que le impone límites y una dignidad ajenos. Mas el sujeto de tu lírica recupera su pasión y su risa al perder la calma en los labios de otro.
Tú siempre me lees bien, Alejandro, percibas lo que percibas siempre aciertas en algo… aunque no he perdido la calma en los labios de otro… ji. Gracias!
Me has recordado a mi hermana que siempre me dice que ese reír y no parar de hablar mío soy yo, “y está bien”, como tú dices y a mí me encanta leértelo. ji. Gracias, María mía, tú siempre ahí conmigo.