Cae la noche como lluvia de barro,
callan sus guardianes absortos de estío,
una luna cuadrada comanda estrellas sin brillo
formando sombras fulgurantes de hondo martirio.
El leve y áspero viento esculpe una figura
de espíritu oscuro e incorpóreo lamento
que juega a ser sabia, madura, fría,
siendo en verdad insensata y ardiente por dentro.
Siquiera consuela ya un pretérito anhelo,
las ganas yacen postradas entre desvelos,
un único deseo puede cambiar este desenlace,
que vengas en sueños, y entonces, me abraces.