Y de repente hay bocas que dejan de nombrarnos
esquinas que nos dejan para siempre
palabras por última vez pronunciadas:
poesía, emoción , amor.
Pero no estoy sola; siempre están los compañeros
de aquellas pequeñas muertes.
Están los que acercaron a ti sus soledades
y que quizás… ya ni recuerdes.
No estás nunca solo, nunca estoy sola,
está la sangre renovada en tu sangre
mientras muerde el deseo que estremece.
Y estás tú y tu locura vehemente
cuando las razones ya no alcanzan,
y está el verso de tu vida incrustado en tu alma
con tinta indeleble.
¡Y estás tú, estás tú! entonces… es suficiente.
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