Gravitando en la delicadeza
de mi coraza de hierro
expongo mi verdadera naturaleza
forjada de fuego y hielo.
En los hilos de mi identidad
a los monstruos les tengo miedo,
pero en el eco de la oscuridad
soy un caramelo del cielo.
Soy un granito de arena
amante de la puesta de sol
y el canto de una sirena
que se entregó por amor.
A veces soy la negra flor
dominada por instintos prohibidos
y enjaulada por el dolor
en el rocío de mis sentidos.
Mi motor diario
es el elíxir de la pasión
y en cada verso de mi poemario
soy tilde de la destrucción.
Soy el engranaje de una realidad
pintada de blancas mentiras,
soy el atractor de la enfermedad
y una lágrima que inspira.
La contextura de mi figura
no dice nada de quién soy,
pero cuando me quito la armadura
brillo más que el sol.
Aprendí a comprender
el lenguaje de la vida,
y bailo cuando empieza a llover,
para sentirme viva.
He tropezado mil veces
con la misma piedra traicionera
y cuando la hierba crece
yo soy la primavera.
El lienzo de mi piel
es una frágil hoja en blanco
que vuelve a renacer
al liberar mi encanto.
Las ampollas de mis manos
y las cicatrices del corazón
son la envoltura del regalo
que guarda mi interior.
Puedo mantenerme sola,
pero también necesito a los demás.
La humildad es mi corona
y la empatía mi necesidad.
Soy una marioneta
de la mezcla de emociones
y el jinete sin cabeza
de las decepciones.
Me he enamorado
de quién no me quiere
y tristemente he lastimado
a quién por mí se muere.
Soy un puzzle sin resolver,
la cima de una travesía sideral,
las campanas del placer
y el misterio original.
Soy un torbellino de pasiones,
una cajita de sorpresas,
una serpientes sin ilusiones
y cien viejas promesas.
Soy mi único enemigo,
la espina de mi corazón,
la tormenta y mi abrigo
y el cóctel de la indecisión.
Soy la golondrina de la libertad,
la melodía de mis antecesores
y el orbe oxidado de la soledad
vestida de todos los colores.
Soy un corazón indomable,
implacable como una ola de mar,
la víctima y el culpable
de mi verdad.
Solo soy un humano
bañado de pecados,
con justicia en las manos
y el pecho apuñalado.