Sus soldados son ramos de amapolas
y en sus noches nunca amanece
de ahí las ojeras…
Tiene la capacidad de hacerme volar
a través de sus versos,
motivando mi pobre corazón encogido.
Sueño que me despierto
y me susurra sus versos
esponjosos y elásticos
y vuelvo a la libreta
intentando dibujar su cara.
Quizás alguna de esas noches
donde el Sol no es bienvenido
un poema saldrá volando
hasta el alféizar de mi ventana,
abierta desde entonces
esperando a que me invada su ejército.
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Muchas gracias, benditas invasiones
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