Ese colectivo

Tu depravado colectivo
que señalas y condenas
sin preguntar -solo afirmas-
y luego buscas
errores y faltas,
engaños y mentiras,
para afirmar
verdades disfrazadas.

Recorres el mundo
subido en la ola
de tu propio viento
siendo el maestro
que humilla al alumno,
siendo el juez
que siempre acusa,
siendo el acusado
que siempre tiene razón
y que siempre está equivocado
olvidando el perdón.

En tu caótico mundo
siempre hay roles
que no se pueden tocar,
son esa figuras
de arcilla china
que la falsedad y el enredo
han tallado en el viento
de una mentira disfraza
de relevante verdad.

Depravado colectivo
que juzgas a uno
sin defensa
sin jurado
porque su inocencia
tú te la apropias
disfrazándola
con fingidas palabras
que lloran el olvido.

Hablas y hablas
con libres palabras
que condenan, sin condenar,
haciendo que al que acusas
sea más culpable
cuando hable con su libertad
convencido de su evidencia,
esa que tu ponderas
sin respetar.

Así es como se firman las injusticias
de los inocentes condenados,
ya que en ese tiempo de palabras
las medias mentiras son más valiosas
que las verdades sin mitades;
creciendo la arrogancia
en esos que utilizan el engaño
para condenar al manso inocente
que solo quiere discutir con respeto.

Pippo Bunorrotri.

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